Este que veis en la imagen es mi perro PEPO.
Un bello ejemplar de Bassett Hound que reune, en sus singulares hechuras, todas las características de esta raza, a saber,: tozudez extrema, cara de bobo, orejas kilométricas, absoluta incapacidad de aprender nada, pero nada de nada, privilegiado olfato y nobleza sin limites.
El bello can llegó a mi vida hace ahora dos años. Tras una larga etapa sin disfrutar de la compañía del mejor amigo del hombre. Mi Santa esposa y mi querido hijo, coligados para alterar mi existencia, con premeditación, alevosía, nocturnidad, y falsas promesas, quebraron mi ánimo y me colaron a D. PEPO. En un tarde de sábado, embriago yo por los vapores alcohólicos de una comida en venta campestre, me llevaron a un bonito chalet donde seis bonitas señoritas, hermanas y músicos a la sazón, nos mostraron una adorable camada de canes orejudos en la que resaltaba, por ser el más rollizo, el referido perrito.
Tras el latrocinio del que fui víctima adopte orgulloso porte y sereno ánimo manifestando...." TODO ME PARECE MUY BIEN, PERO AL PERRO LO PASEÁIS USTEDES, YO NO LO SACO ".
" O MISERO DE MI", " O INFELIZ ", " QUE PECADO COMETÍ ".
Como es de entender a PEPO lo saco yo, mañana, tarde, noche y madrugada. Mi hijo olvidó pronto sus promesas de colaboración, el muy apostata. Si alguna vez saca a pasear al perro lo hace con tal rapidez que, y me sorprendo con ello, el ascensor tarda más en bajar y en subir que el en airear al cánido familiar.
Mi querida esposa, vil complice y encubridora de esta terrible historia, se las prometía muy felices. Amante ella de los animales desde su más tierna infancia, Rociito Rodriguez de la Fuente. Pero ha tenido justo castigo a su perversidad. Contenta con el hecho de que PEPO tiene el pelo corto creyó, en su ingenuidad, que no tendría que barrerlos constantemente del suelo escoba en mano, o utilizando su principal arma de combate " LA ASPIRADORA ASESINA ". Por justicia divina resulta que el perro echa más pelos que el recogedor de una barbería.
Estaréis ya compunjidos con estos cánidos acontecimientos, pero continuo. D.PEPO tiene como don peculiar el de su dramático llanto. Cuando llora, si es que eso es llorar, emite un sonido similar al silbido de un tren de mercancías, que pasa una y otra vez incesante. El bello sonido, que emite cada vez que quiere algo, alternándolo con su ladrido de ultratumba que hace temblar los caliches de las pares, te lleva al paroxismo en las plácidas tardes de siesta otoñal.
Y yo, " MISERO DE MI", perro para arriba, perro para abajo, teniendo que soportar los comentarios de algún vecino, Luis como te ves, De paseito con el perrito.........., a los que respondo únicamente con avieso mirar y malsanos pensamientos de desgracia.
Pero eso si, pasear paseo mucho, con 40 o con cero grados, día a día, día a día, con mi fiel D.PEPO, mi querido perro, báculo de mi vejez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario